La entrada en el grupo se realiza a los 8 años, momento en el que los niños y niñas entran a formar parte de la Manada de Lobatos. Son una rama aparte sin considerarse Scouts todavía. Así lo decía Baden Powell: “los prepararemos para ser scouts. Les haremos Lobatos y les reuniremos en una Manada”.
Su imaginación está al servicio de una incesante actividad y del juego, su medio para aprender. Los más pequeños se convierten en lobos viviendo las aventuras de “El libro de las Tierras Vírgenes” de Rudyard Kipling. A través del juego, el niño aprender a quererse y respetarse, y a querer y respetar a los demás. Además, con los juegos se van adquiriendo valores personales que les acompañarán toda su vida.
En esta etapa los niños y niñas aprenden a convivir en pequeños grupos llamados “seisenas”; se reparten responsabilidades y aprenden a trabajar juntos. Su compromiso es “Haremos siempre lo mejor”.
Los niños y niñas de una Manada de Lobatos se inician en el Gran Juego de la Vida con la ilusión de crecer sanos, fuertes, capaces de superarse y con ganas de descubrir el mundo.
De la Selva con Mowgli viajamos a la Tierra Media con Bilbo y Gandalf. En esta etapa nos basamos en el libro de “El Hobbit” de Tolkien. Esta rama es muy característica de nuestro grupo, pues equivale a la etapa de pre-Rangers de otros grupos scouts (de 10 a 12 años).
En esta edad es fundamental que vayan adquiriendo responsabilidades, tanto personales como colectivas. Nos organizamos en pequeñas familias llamadas “clanes”, compañeros y compañeras con las que vamos a compartir innumerables aventuras a lo largo de esta etapa.
El respeto a uno mismo, a los demás y al entorno que nos rodea son uno de los pilares fundamentales de esta etapa educativa. El juego y las dinámicas vuelven a ser la herramienta educativa empleada para trabajar los valores del escultismo adaptados a estas edades.
Con las excursiones, campamentos y distintas actividades educativas se consigue que el niño vaya poco a poco descubriendo el mundo que lo rodea, compartiendo esas experiencias no solo con los adultos sino con otros de su misma edad, y desarrollando interés temprano en áreas que le gustan.
Al pasar a la rama de Rangers, dejamos atrás los marcos simbólicos de la selva y la tierra media, para adentrarnos en la “rama scout por excelencia”, rama en la que se introducen de lleno en el mundo del escultismo.
En Rangers se trabaja en “patrullas”, donde se potencia el compromiso personal y grupal. Eligen sus propios guías y programan actividades con el apoyo de sus monitores. Con estas actividades denominadas “empresas”, los chicos y chicas aprender a valorar el trabajo en equipo y a adquirir sus propias responsabilidades.
En esta etapa se comienza a profundizar en los diferentes comportamientos sociales, las personas, en su inicio del proyecto de vida y en el Fe y pertenencia a la Iglesia. Se tratan los temas con una profundidad adecuada a la edad, pero sin olvidar nunca los juegos o dinámicas con los que se afianzan conocimientos. Aprenden a tomar decisiones por sí mismos y colectivamente; y comienzan a tomar conciencia del servicio a los demás. Aspiran a estar “Siempre listos para servir”.
Cumplidos los 14 años, los chicos y chicas comienzan su etapa como Pioneros. Este es un momento crucial para las ideas, los interrogantes y las ambiciones. Los chicos y las chicas empiezan a perfilar su personalidad definitiva.
El grupo cobra enorme importancia. Elaboran sus propias empresas abiertas al servicio comunitario, se abren a la sociedad y afianzan su pertenencia y su responsabilidad ciudadana. Se responsabilizan de sus acciones y se impulsan en su propia motivación.
En esta etapa empiezan a plantearse su formación profesional y a fijarse retos. Se hacen conscientes de la importancia de los estudios en sus vidas, sin dejar de lado también sus aspiraciones sociales, sus ganas de divertirse de forma saludable. El cuidado de la salud cobra una gran importancia en esta etapa para convertirse en un adulto sano. Además, siendo una edad cercana al sacramento de la confirmación, se pretende que acepten personalmente la Fe y comprendan su vinculación con todos los ámbitos de la vida.
La última etapa de la educación scout es Rutas, formada por jóvenes de entre 16 y 18 años. Esta es la última etapa para un Scout, al final de la misma dejará de estar dentro de la tropa y comenzará su andadura por la vida.
Ser Ruta es vivir intensamente cada paso, tomar las riendas y hacer un proyecto de su propia vida, empeñarse en cambiar el mundo y, sobre todo, creer que es posible. Se comprometen colectiva e individualmente en acciones de cambio y se esfuerzan por crecer al tiempo como persona.
Colectivamente, se esfuerzan por hacer suya la máxima scout de “tratar de dejar el mundo en mejores condiciones de cómo lo encontramos”. Son jóvenes comprometidos socialmente, dinamizan, conciencian y ayudan a los demás con la esperanza de cambiar el mundo.
Es una rama donde se pretende animar al Ruta a proyectar su futuro, a hacer un pequeño boceto de lo que quiere que sea su vida. Queremos que comience a pensar en su proyecto de vida, aquellas líneas que guiarán sus pasos cuando abandone el grupo. Al terminar esta etapa, como decía B.P., “remarán su propia canoa”. En la elaboración de esos proyectos de vida, se pretende inculcar la Fe como un aspecto transversal que toca e integra a todos los demás.